Me dí un paseo pues no hay nada como agua de mayo, y ha sido uno de estos mayos de lluvia.
Subí a la cuesta del Rosal para tomar una vista del pueblo que reflejase el día típico de primavera.
Estaba bajando la cuesta cuando por el rabillo del ojo ves algo que se mueve y te pone los sentidos en alerta, una Culebra bastarda toda enroscadita tomando el sol que al vernos cara a cara decidió irse a otro lugar. Amigos! estaba así de quieta, pero no tengo foto, pues acababa de mudar su piel de escamas: 1,70 m de largo. La hormigas ya estaban dando cuenta de ella.
Para terminar dejo esta otras fotos.